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viernes, 17 de junio de 2011

Guatemala (nada mejor que conocerla a través de un cubano)



En 1877 José Martí residía en la ciudad de Guatemala (en la que estuvo casi un año y medio), a la cual arribó después de un largo viaje por el Atlántico, siguiendo la ruta Livingston, Izabal, Zacapa, ruta difícil para los viajeros en esa época. Ya en la ciudad fue nombrado profesor de literatura en la Escuela Normal de Guatemala. Siempre mostró gratitud y amor por la tierra guatemalteca, en donde se le acogió con beneplácito, así que a manera de homenaje escribió Guatemala, un texto en el que retrata vívidamente al país.
Ya en este texto Martí hace referencia a la hermandad de los pueblos latinoamericanos, que finalmente son uno mismo, pues en ellos germina la semilla de la mezcla de los “indios y los blancos”, pero también ve ya los problemas que se presentan a los países latinoamericanos (muchos de los que todavía enfrentan) al abrirse paso hacia la modernidad.
Así, al inicio, vemos cómo destaca que el origen de los pueblos latinoamericanos está marcado por el mestizaje, el cual "trae una raza nueva, detenida en su estado de larva, – ¡larva de águila!–" y "ella será soberbia mariposa". Esto nos habla de la clara idea que tenía de Latinoamérica, como un lugar en formación que aún no lograba resplandecer en la modernidad. Pero, ¿cómo lograrían Latinoamérica y, especialmente, Guatemala ser modernas? El autor va vislumbrando este camino describiéndonos las grandes cualidades de este país.
Primero Martí nos presenta la riqueza de la nación. Describe cada pueblo que conoció, lo portentoso de sus construcciones, tradiciones, valles, ríos, lagunas, personas, en fin. Continúa admirado por los cultivos y en especial por el café, en el cual ve progreso para Guatemala, pues es una actividad favorable, que provee riqueza, al poderse exportar, pero “no sólo los agricultores, sino los industriales, hallarán en Guatemala gran quehacer”. A lo largo de la descripción de los lugares Martí siempre trata de mostrar como la tierra es productiva y explotable, y que por ella se podrá obtener lo necesario para hacer a Guatemala un país moderno: “Y llegan a veintidós los departamentos, que fiera larga cuenta, y da envidia ir diciendo cuánto producen, auguran y valen.” Aunque siempre con espíritu crítico trata de presentar las virtudes y defectos de todo lo que ve:
Cultivar, emprender, distribuir: como arrastrado por secreta fuerza ciega, tal mente guía al que preside hoy a Guatemala. La riqueza exclusiva es injusta. Sea de muchos: no de los advenedizos, nuevas manos muertas, sino de los que honrada y laboriosamente la merezcan. Es rica una nación que cuenta muchos pequeños propietarios. No es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza. En economía política y en buen gobierno, distribuir es hacer venturosos.
Después nos habla de los artistas y vida intelectual de Guatemala, donde se conjunta el arte y el periodismo para promover el cambio. Y eso se nota cuando habla de María Josefa García Granados: “Ella no desdeñaba ir a la prensas, publicar papeles, provocar controversias, sostenerlas con brío. Era abundante, pero tanto en pensamientos como en versos.”
Ya al terminar nos habla de la importancia de la educación, ya que ella es el gran motor de progreso, y cómo es necesario para todos acceder a ésta:
En los pueblos está la gran revolución. La educación popular, acaba de salvar a Francia; yo la vi hace tres años, y auguré en forma segura, de muy pocos creída, su triunfo sobre cualquier nueva reacción. Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender- Pies, brazos, alas, todo esto ponen al hombre esos primeros humildísimos libros de la escuela. Luego, aderezado va al espacio. Ve el mejor modo de sembrar, la reforma útil que hacer, el descubrimiento aplicable, la receta innovadora, la manera de hacer buena a la tierra mala; la historia de los héroes, los fútiles motivos de las guerras, los grandes resultados de la paz. Siémbrense química y agricultura, y se cosecharán grandeza y riqueza. Una escuela es una fragua de espíritus: ¡ay de los pueblos sin escuela! ¡ay de los espíritus sin temple!
Como pudimos ver en este pequeño recorrido por Guatemala hay un espíritu que impulsa hacia el progreso de la nación, como dice Martí “hay impaciencia por ver cumplida una alta obra: la grandeza patria, basada en la prosperidad”, que hace pensar. ¿Qué no es eso lo que aún esperan los pueblos latinoamericanos? Bien valdría la pena reflexionar al respecto, pues hace casi un siglo y medio que José Martí escribió Guatemala.

1 comentario:

  1. Muy buena entrada. Vale la pena recordar también lo que dice Martí sobre el Código Civil de Guatemala (esto está en un texto llamado "Los códigos nuevos" que se encuentra en la edición de «Nuestra América» que hace la biblioteca Ayacucho «http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php?id=97&backPID=96&swords=Nuestra%20America&tt_products=15»).

    En ese texto Martí hace unas observaciones bien interesante sobre ese conjunto de leyes guatemaltecas: "No ha hecho un Código ejemplar, porque no está en un país ejemplar. Ha hecho un Código de transformación para un país que se está transformando".

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