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sábado, 7 de mayo de 2011

Historia, ritmo y melodía

¡Vaya sorpresa! Cuando empiezas a indagar acerca de la música cubana y descubres que el danzón y la salsa, cuyos orígenes caribeños y afroantillanos son poco discutibles, son géneros tan provocativos y acogedores que las  orquestas y los grupos musicales pueden venir de Puerto Rico, Venezuela, Colombia, México y más. Así pues, tomando como pretexto la comparación, también escucharemos y analizaremos unas cuantas canciones de distinta procedencia.
Francamente, hacer un recuento del boom de la música latinoamericana en el siglo XX, comandado en varias ocasiones por Cuba con ritmos como la rumba, el mambo, el cha-cha-cha y otros, es una tarea extensa e inabarcable dentro de los límites de esta entrada. Compositores y músicos continúan y continuarán creando mientras existan notas que combinar y sonidos que experimentar. También mientras haya palabras, historias por cantar. Por tanto, tomaré tres géneros (danzón, son y salsa) para ilustrar el desenvolvimiento temático de este tipo de música y hacer algunos apuntes sobre la historia de Latinoamérica.
Uno de los lugares comunes sobre esta música es que el compás de los tambores lo es todo –incluso por eso nos atrevemos a catalogar sus variedades como ritmos latinos –pero ¿llamaríamos ritmo al vals o a la polka? No, el vals y la polka se tocan con instrumentos de cuerda y de viento, no con percusiones. ¿Y el danzón, el son y la salsa no emplean guitarras, arpas, trompetas y flautas? ¡Claro que sí! Los solos, junto con los intermedios musicales, contribuyen a mostrar la destreza del músico, la pluralidad de la orquesta o grupo y el ingenio de los compositores por armonizar tantos timbres y tonos. Sin embargo, preferimos resaltar los instrumentos originarios de estas tierras o aquellos que son parte de nuestra herencia ancestralmente marginada, la africana. Hemos caído en la reducción de lo heterogéneo. Y aunque el bongó, los timbales o la clave nos sean suficientes para mover los pies conjuntamente con la cadera, estamos pasando de largo por la melodía sin darle oportunidad de que hable, conjure, inspire.

Lo mismo sucede con aseveraciones como “Yo no escucho salsa, sólo la bailo”. ¿Por qué nos rehusamos a escuchar lo que tienen que decir nuestros compatriotas latinoamericanos? Su canto ni son banalidades ni son chácharas comerciales. En su totalidad, tampoco son balbuceos ni tarareos o nada más que coros repetitivos (más abajo lo comprobaremos).  El movimiento es privilegiado sobre el pensamiento. A pesar de lo benéfico que pueda resultar liberar al cuerpo y al pensamiento, sin que uno domine por entero todo el tiempo, ello trae a luz otras implicaciones. Volvemos a las nociones de lo primitivo. Como si seguir el ritmo durante horas –o minutos, porque estas piezas musicales suelen durar más de tres –produjera una especie de trance, de retorno a los tiempos primigenios. Como si eso nos remitiera a los instintos primarios y corporales, animales y naturales. Una y otra vez los latinoamericanos nos conceptualizamos como hombres y mujeres ardientes y exóticos, hasta lo buscamos con ansias. Sino, ¿qué esperamos sentir cuando bailamos un son o una salsa?

Lo interesante es confirmar o delinear nuevos elementos dentro de las letras de las canciones sobre cuál es la identidad latinoamericana, en este caso específico, cubana. A continuación, nos adentraremos de lleno en pura música y letra: 
1. El danzón se remonta al año de 1879 (1 de enero, 5 de febrero o 12 de agosto según las diferentes partituras), cuando Miguel Faílde, músico fundador de la orquesta La Yucayo Gentil o La Irresistible, presentó la pieza titulada “Las alturas de Simpson” en el Club de la ciudad de Matanzas. Simpson se refiere a un lugar célebre donde acontecían fiestas y bailes para los jóvenes de esa ciudad.[1] Como éste, los danzones son puramente instrumentales; los danzonetes incorporan un canto. Por ejemplo:

Las siguientes estrofas están extraídas de dos danzones de la Danzonera La Playa, veracruzana y contemporánea nuestra. La Antigua y Chavarrillo son pueblos del Estado de Veracruz, México. Dada su ubicación en las costas del Golfo de México, Veracruz está cerca de la influencia cultural de Cuba. Ambos comparten el clima caluroso y húmedo que propicia las tardes ociosas en que los vecinos salen a las aceras o pórticos para platicar u organizar fiestas. El punto de encuentro que rescato aquí es la fuerte conciencia de preservar la tradición del baile, de la religión y del entorno en que se suscita: la naturaleza paradisíaca, resguardada de la civilización y rebosante de sensaciones placenteras. Los pueblos cobran vida, pero sus pobladores están velados. Asimismo, podemos notar cómo la escritura de la historia continúa siendo fundamental para la supervivencia de los pueblos aunque esté siempre sujeta al recuerdo de una Edad de Oro, a la antigua tierra de tradiciones.


La Antigua (aquí)                                              Chavarrillo

La Antigua, tierra de tradiciones                        A este pueblo hermano yo le canto este danzón
Tiene un encanto escondido                              Se llama Chavarrillo y es tanta su tradición
Te bañas en el río y en la playa                         En tiempos malos él te brinda su mano,
Eres tierra de historia, eres un paraíso               también te ofrece su enorme corazón.
Eso eres la Antigua.

La tradición es pasear a la Virgen                      Con todos tus recuerdos yo te guardo en mí
La tradición, bailar sabroso danzón                   pues tú tuviste siempre esta Playa y el danzón
Probar zapote y tamales de elote                      Y Dios permita que la historia sea escrita
Tres de mayo celebrar la Santa Cruz.                 Son muchos años esta gran tradición.
Por lo general, la estructura del danzón se caracteriza por una introducción, 1 o 2 partes de melodía, 1 o 2 montunos (partes cadenciosas) y entre ellas cortes musicales de pausa antecedidos por un remate. Si escuchan con atención la cuenta es de 11 tiempos: 1 - 2,3,4 - 5,6,7 - 8,9,10 - 11; el remate lo pueden ubicar justo después de que se acaban las estrofas del canto. Espero que con estas anotaciones su interés por el danzón como música viva, melodiosa y rítmica haya (re)surgido. Se dice que en Cuba decayó, pero nunca se sabe.

2. El son cubano se caracteriza por su ritmo acompasado y por el sonido del tresillo, sea este una guitarra local o un compás de tres notas que se toca como si fueran dos. Es de origen popular casi campirano. A principios del siglo XX cobra importancia fuera de las fronteras de la isla, pero sus orígenes son mucho más antiguos. Es visible que su temática es folclórica, del tipo que se concentra en los seres humanos en su vida cotidiana, en sus labores domésticas u oficios y en su manera dura, recta, poética de ver la vida. En su lenguaje, abundan los juegos de palabras. El ejemplo que transcribo es “Son de la loma” con la Orquesta Charanga Cubana.

Son de la loma
Mamá yo quiero saber                          De dónde son... mamá
de dónde son los cantantes.                  de dónde son... mamá
Los encuentro muy galantes                  de dónde son
y los quiero conocer                             mamá ellos son de la loma
con sus trovas fascinantes                     mamá ellos cantan en el llano
que me las quiero aprender.                 mamá ellos son de la loma.

De dónde serán,                                   De dónde serán,
serán de la Habana,                              serán de la Habana,
serán de Santiago,                                serán de Santiago,
tierra soberana.                                    tierra soberana,
Son de la loma                                     Son de la loma
y cantan en el llano.                              y cantan en el llano.
Ya verás, lo verás.                                 Ya verás, lo verás.

Mamá ellos son de la loma
mamá ellos cantan en el llano.

Mamá ellos son de la loma
mamá ellos cantan en el llano
mamá ellos son de la loma.



3. La salsa tiene un debatido origen. Aunque proviene de los barrios hispanos de Nueva York donde conviven latinoamericanos de diversos países, hay que reconocer que esos inmigrantes puertorriqueños y cubanos jamás perdieron contacto con sus raíces y bien se preocuparon por ahondar en ellas e impregnar su música de cualidades distintivas y únicas. En los 70’s y 80’s, experimentaban y transformaban la tradición en busca de una expresión propia. Así podemos reconocer cómo las letras se volcaron sobre la identidad del individuo, de un YO que podría pertenecer a un grupo discriminado, apartado de los valores imperativos en la sociedad (gays, locos, etc.). Hablan de la actitud desenfadada frente a las contrariedades, los prejuicios y los rumores. Y lo más maravilloso es que con la sabiduría popular que guardan los refranes añaden un significado renovado.


Nuestro dos ejemplos son: Willie Colón, un puertorriqueño en NY que obtuvo gran éxito con “El Gran Varón” (1979) y los Van Van, agrupación cubana desde 1969, con su canción “Soy normal, natural”.

El Gran Varón

En la sala de un hospital, a las 9:43, nació Simón.
Es el verano del ’66, el orgullo de Don Andrés por ser varón.
Fue criado como los demás, con mano dura, con severidad, nunca opinó…
Cuando crezcas vas a estudiar la misma vaina que tu papá, óyelo bien,
Tendrás que ser… ¡un Gran Varón!

Al extranjero se fue Simón, lejos de casa se le olvidó aquel sermón.
Cambió la forma de caminar; usaba falda, lápiz labial y un carterón.
Cuenta la gente que un día el papá fue a visitarlo sin avisar, ¡vaya, qué error!
Y una mujer le habló al pasar. Le dijo: Hola, qué tal papá, ¿cómo te va?
¿No me conoces? Yo soy Simón. Simón, tu hijo, el Gran Varón.

Coro:
No se puede corregir a la naturaleza,
Palo que nace doblao
Jamás su tronco endereza.

Se dejó llevar por lo que dice la gente.
Su padre jamás le habló, lo abandonó para siempre.

Y no te quejes, Andrés. No te quejes por nada.
Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.

Y mientras pasan los años, el viejo cediendo un poco,
Simón ya ni le escribía, Andrés estaba furioso.

Por fin, tuvo noticias de donde su hijo estaba.
Andrés nunca olvidó el día de esa triste llamada.
Alelelelele Alelelele Alelelelelelelele

En la sala de un hospital, de una extraña enfermedad murió Simón.
Es el verano del 96, al enfermo de la cama diez nadie lloró:
¡Simón, Simooooon, Simón!

Hay que tener compasión, basta ya de moraleja.
Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
El que nunca perdona tiene el destino cierto
De vivir amargos recuerdos en su propio infierno.
Alelelelele Alelelele Alelelelele









Soy normal, natural [2]

Soy un tipo total, pero nada especial.
Vivo con dos principios: hombre y amigo
Y sin alarde ni na', así, normal, natural
Mi sentimiento rumbero, claro, no soy extranjero.
Mi presencia te importa y lo importante es la bomba
Y sin alarde ni na', así, normal, natural. 
No tengo prisa porque camino derecho.
No me preocupan ésos, ésos que a mí me critican.
Sé que estoy loco, un poquito loco, 
Pero me quiere mamá, me quiere papá y tú me vas a querer.
Pero me quiere mamá, me quiere papá y tú me vas a querer.
Tú verás. 
¡Yo soy normal, natural!
Lo bueno de la vida: que unos vienen y otros van. 
Yo soy normal, Van, ¡natural!
Van van firmando un sentimiento y es que soy internacional. 
¡Yo soy normal, natural! ¡Yo soy normal!
¡Samuel! ¡Cómo no!
¡Normal, pero un poquito aceleráo! 
Yo le agradezco a la vida por todo lo que me ha daó.
¡Normal, pero un porquito aceleráo!
Me dio un sentimiento puro y un corazón inspira'o. 
¡Normal, pero un poquito aceleráo!
Yo sé que el camino es largo y difícil, pero no estoy apuráo. 








Otro ejemplo es del mismo grupo, los Van Van (2008). De boca de los mismos cubanos obtenemos una visión generalísima de su historia desde 1400 y una buena dotación de alabanzas. ¿Están recurriendo a los estereotipos? ¿Están aceptándolos libremente para denotar el orgullo que sienten por su ascendencia negra y española? Este es un típico caso de inversión que suele ser frecuente entre los mestizos o mulatos.

Somos cubanos

Para que el mundo sepa el porqué de nuestro sabor ¡Cubano!
En 1400 llegó Colón y descubrió a esta hermosa isla
Donde habitaba la raza india, la que con el tiempo exterminó (¡Abusadores!)
Llegó la raza africana y la mezclaron con la española, nació la mulata criolla, la cubana
Era una mezcla diferente con mucho sabor, acompañada de la rumba y el guaguanco
Dueños de la clave y la magia del tres más dos que nos hizo tan especiales ¡Gracias a Dios!

Coro de fondo: Somos cubanos, español y africano
Somos la mezcla perfecta, la combinación más dura
Cubano, la más grande creación
Somos cubanos…
¡Seguro que sí!
Bendito sea el Señor por darnos tanta pimienta, tanta sabrosura y tanto corazón
Cubano, ver señor, a donde quiera que vamos ponemos la cosa buena, somos candela, gozamos más que el gozón
¡Permiso! ¡Permiso ahí! ¡Permiso! ¡Permiso! Que llegamos los cubanos ¡A recogerse!
¡Pa’ la escuela! Si quieres verlo feliz, pongan un lechón asado en la mesa y una cazuela de…
Y papitas fritas
Y plátanos maduros pa’ Charly
Y ensalada
Uga uga uga negrito bailador
Coro de fondo: Negros y marrón

Si vuelven a escuchar con atención, podrán identificar el ritmo de 1,2,3…(4, una pausa mínima)…5,6,7…(8, otra pausa mínima) y la clave al principio de esta última canción que va 1,2,3-1,2. Como dato curioso, el nombre salsa fue popularizado por el sello discográfico Fania Records (con el cual Willie Colón lanzó su primer disco) a partir de la canción “Échale salsita” de Ignacio Piñeiro, quien en 1933 incorporó por primera vez la trompeta al son cubano.[3]

Si bien no podemos decir las temáticas son exclusivas de cada género porque en el son o en la salsa pueden existir letras con referencias a la naturaleza americana, o que la música ha ido superando temas porque la interpretación y composición de estos géneros continúa siendo simultánea (el son no reemplazó al danzón ni la salsa desplazó al son), creo que hay diferencias notables y que éstas se derivan del periodo histórico en que estos tipos de música se desenvolvieron hasta alcanzar su mayor éxito, decaer y, luego, estabilizarse dentro del gusto de una considerable cantidad de personas.
Por último, les queda escuchar muchísima más música cubana para que escriban alguno que otro comentario aquí. De todas maneras, aquí hay más sugerencias.






[1] Datos obtenidos de Josefina Ortega, “Las alturas de Faílde” en La Jiribilla, revista digital de cultura cubana.
[2] Los puntos suspensivos indican que sólo he copiado algunos fragmentos de la larguísima canción. Letra tomada de la página http://www.rosariosalsa.com.ar/letras/vanvan.htm
[3] Datos obtenidos de J. Alberto Mariñas, “Salsa: historia de la salsa” en la página http://www.esto.es/salsa/

4 comentarios:

  1. Hola. Muy buena entrada.
    Sólo tengo una duda: cuando hablas del son dices en una parte "A principios de este siglo cobra importancia fuera de las fronteras de la isla" A qué siglo te refieres?

    Gracias. está muy genial la música.

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  2. Muy interesantes los origenes de esta música, es divertida y siempre me anima.

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  3. Muy interesante articulo y la verdad esque nunca antes había prestado atención a este tipo de música y, como dices, sólo la bailaba. Gracias por compartir e inspirarme :)

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  4. Gracias por leer tan atentamente :)
    Al parecer sigo viviendo en el siglo pasado...Entonces, en la parte del son me refiero al siglo XX. Lo corregiré.

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