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viernes, 8 de abril de 2011

Juan Francisco Manzano, ¿esclavo poeta, poeta esclavo o...?

En la primera mitad del siglo XIX, en Cuba, un individuo inesperadamente atrajo la atención de una considerable parte del círculo de intelectuales de su tierra y también ultramar. Juan Francisco Manzano era su nombre y los pocos datos biográficos que de él se conservan pueden deslindarse -aunque con la debida cautela- de su Autobiografía, escrita a instancias de Don Domingo del Monte (anteponiendo el don bien podemos inferir su posición social) y sin mucho ánimo por parte del poeta que dicen se rehusó en varias ocasiones. Así es, el poeta. Para esas fechas (1839), Juan Francisco tenía publicado, al menos, un soneto y otros más estaban en manuscrito. Se preguntarán ¿por qué este poeta era especial? ¿por qué era importante que relatara su vida con sus propias palabras?



Pues, Juan Francisco nació y creció como esclavo hasta que huyó (según su Autobiografía) o Del Monte compró su libertad (según la nota introductoria del manuscrito, añadida por alguien más). Sufrió por su viveza de ingenio, sufrió por su sensibilidad, sufrió por la libertad que le era negada. Y toda esa desgracia está concentrada tanto en los episodios más expresivos, coloridos y detallados de su Autobiografía como en su poesía.


Hay que anotar que, en 1840, la obra de Manzano fue traducida al francés por Victor Schoelcher y al inglés por Richard R. Madden, en tanto que la edición en español de José Luciano Franco y Emilio Roig de Leuchsenring tardó hasta 1937. Algunas menciones acerca de él han aparecido en recopilaciones de poesía e historia de la literatura cubana, pero en general su difusión ha sido poca.


Sin duda, el valor testimonial de los horrores de la esclavitud es sorprendente y el conocimiento que despliega en sus poemas es admirable. Lo realmente interesante son las condiciones que influyeron para que este pardo, mulato, 'criollito' aprendiera a leer y escribir (en lo personal, me parece interesantísima la relación de amor-odio entre la ama y su esclavo 'falderillo'); además de cómo les dio uso, ¿quería ser reconocido dentro de la sociedad colonial o sólo quería la libertad, la ensoñación dentro de la poesía
  
Cuando narra sus experiencias, primero pensamos en esclavo; cuando crea imágenes poéticas e incluso trae a colación referencias de la antigüedad grecorromana, aparece como poeta según nuestro esquema tradicional europeo. Pero, ¿habrá versos que simplemente nos muestren al hombre? He aquí algunas sugerencias:

Treinta Años

Cuando miro al espacio que he corrido
desde la cuna hasta el presente día,
tiemblo y saludo a la fortuna mía,
más de terror que de atención movido.
Sorpréndeme la lucha que he podido
sostener contra suerte tan impía,
si tal llamarse puede la porfía
de mi infelice ser, al mal nacido.
Treinta años ha que conocí la tierra; [Treinta años háy qe conosí la tierra]
treinta años ha que en jemidor estado, [treinta años háy, que en gemidor estado]
triste infortunio por doquier me asalta.
Mas nada es para mí la cruda guerra [Mas nada es pa mí la dura guerra]
que en vano suspirar he soportado
si la calculo ¡oh Dios! con la que falta. [Si la carculo (o comparo), oh Dios! con lo que falta.]


En Matanzas desde el puente de San Juan mirando a Pueblo Nuevo, después de diez y siete años pasados

Testigo un tiempo campo venturozo
De tu maleza fuy, manglar y uvero
Mesclarse ufanos contempló el viagero
Que trancitó tu suelo montuoso:
Mas hoy en vano desde el puente año[ro]
Las dulses uvas, ni el pajizo alero
De la abatida choza do el montero
Su indigencia ocultó, busco curioso;

Selva montaña y campesina sombra
Sedieron a la oz y a la acha dura,
Dejando un pueblo donde monte abía
Transformación feliz en que se asombra
El genio armirador de tu ventura,
Salud mi tierna emulación te embia.

Algo que también podemos rescatar de esta poesía es la sonoridad. Si bien la métrica puede no ser perfecta, la acentuación y la cadencia del verso -sin advertir la ortografía, la cual es secundaria- es fundamental para la composición. Los corchetes nos muestran las variantes originales antes de ser editadas o bien que se conservan así en otras ediciones. Aquí descubrimos la oralidad en la escritura. 
  
Anímense a continuar explorando la prosa, poesía y teatro de Juan Francisco Manzano (¡Sí! Su drama se titula Zafira) para descubrir qué cosas nuevas nos puede decir acerca de la periferia de la tradición. Lo más llamativo de la literatura es que habla de un presente que nunca envejece y, románticamente, de la experiencia personalísima de un sujeto que entra en contacto con la nuestra enriqueciéndola.

Bibliografía:
Manzano, Juan Francisco. Obras. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1972. (Biblioteca de autores básicos cubanos)
Lewis Galanes, Adriana. Poesías de J.F. Manzano: esclavo en la isla de Cuba. Madrid: Betania, 1991. 

2 comentarios:

  1. Hola

    Está muy interesante (curiosa) la forma en que escribe; El como plasma sus sentimientos de libertad.
    Ojalá que se pudiese rescatar más de esté personaje ¿Qué más fue con su vida?

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  2. Hola! Lamento la tardanza, pero muchas gracias por comentar.
    Buscando más información para contestar tu pregunta, encontré que el estudioso William Luis en su edición de la "Autobiografía" en la editorial Iberoamerica-Vervuert determina otra fecha de composición para la misma que sería 1835 basándose en la correspondencia entre Manzano y Del Monte. Así, para 1836 el círculo de poetas al que fue invitado por Del Monte para compartir su poesía (conocido como tertulia delmontina) compró su libertad en "850 pesos que exigió su dueña" de la cual se había fugado desde 1817 y bajo el amparo de otros personajes había empezado a publicar sus poemarios(esta cantidad aparece en la nota en la portada del cuaderno manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional, el cual recibió tachaduras y enmendaduras ajenas, probablemente del poeta/corrector Anselmo Suárez y Romero en 1839).
    Ya como hombre libre trabaja alrededor de 19 días del año 1840/41 como cocinero para Del Monte pero, al ganar 250 pesos en la lotería, deja la casa de su protector. Desde 1835 estaba casado con su segunda esposa, una parda libre de nombre María del Rosario de Rojas quien aparece con el seudónimo de Delia en su verso y prosa. Marcelina Campos fue de quien enviudó; ella quizá pueda ser identificada como Lesbia en su obra poética.
    En 1842, publica su única obra de teatro "Zafira" y sus últimos poemas son fechados al año siguiente. En 1844, un tal Plácido lo acusan de participar en la Conspiración de la Escalera y lo encarcelan por más de un año. Y por razones del destino fallece en 1853, el mismo año que la Marquesa de Prado Ameno, su ama, y que Domingo del Monte, su guardián.
    Cabe decir que su fecha de nacimiento William Luis la sitúa en 1797. Te dejo la ficha de esta edición (porque siempre es útil revisar más de una):
    Manzano, Juan Francisco. "Autobiografía del esclavo poeta y otros escritos", edición, introducción y notas de William Luis, Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2007 (El fuego nuevo. Textos recobrado;3).

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